¡Desenfunda, forastero!


Volvemos a clase como quien regresa a un poblado del oeste y encuentra a su llegada objetos, escenarios y personajes conocidos: el letrero agujereado de la cantina, la barbería, las chicas y el pianista del salón, el enterrador, la oficina del sheriff, el atraco al banco, el cantinero impasible ante un local lleno de mesas donde se juega al pócker, los hierbajos rodando polvorientos por la calle principal, el anciano apostado en una silla a la puerta de su casa, el abrevadero, el caballo sin cabalgadura atravesando el pueblo, el malo de turno apostado en la barra con un gesto de desprecio. Justo en ese mismo segundo, el granjero se echa la mano a la cartuchera y decide no meterse en líos, ir a lo suyo y seguir construyendo ese rancho que va a ser la envidia de sus vecinos. Acaba finalmente, con la pistola humeante en la mano, más justiciero que cuando abandonó el poblado la última vez ¿Os suena la película? Pues eso, hay que crear un buen guión para que nuestra película sea lo más original posible.